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El caballo de Przewalski

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El caballo de Przewalski toma su nombre del famoso coronel Przewalski, que en su viaje de vuelta de Mongolia en 1879 describió a esta desconocida raza de caballos. Este tipo de caballos pertenece a la familia de los équidos que engloba también a las cebras y asnos salvajes. De modo diferente a otras razas de caballos como los Mustangs (nacidos de animales domésticos y devueltos posteriormente al estado salvaje), los caballos de Przewalski nunca han sido domesticados. Este hecho le da el título honorífico de la única especie de caballos salvajes que existe en el mundo.

En la antigüedad, hace muchos años, esta especie de caballos recorría con libertad Asia Central y Europa (tal y como demuestran famosas pinturas rupestres del sur de Francia y del norte de España. Desde hace un buen número de años, este caballo ya no vive en libertad en ninguna zona de Europa, los últimos individuos vistos en libertad fueron observados en los años 70, en Mongolia (Dzungaria ).

Las organizaciones internacionales que luchan por la conservación de la naturaleza consideran el caballo de Przewalski como una de las especies más amenazadas de extinción que hay en el mundo. Gracias a estas asociaciones, la especie pudo ser salvada de su desaparición, aunque el número de ejemplares que queda no es muy elevado. Actualmente, por desgracia, no encontramos ningún ejemplar más que aquellos que viven en cautividad. Este modo de vida (desprovisto de la selección natural) pone en serio peligro el futuro de esta raza de caballos, por ello se están elaborando planes de reintegración de esta especie a la vida en libertad, concrétamente en China y Mongolia, aunque estos proyectos se antojan difíciles y su ejecución será larga y complicada.

El caballo de Przewalski se diferencia genéticamente del caballo domestico en que tiene 66 cromosomas en lugar de los 64 típicos. Su apariencia revela varios rasgos primitivos como una cabeza grande poco proporcionada con el resto del cuerpo, ojos están colocados a mayor altura en lugar de en los costados, orejas bastante largas, cuello espeso y un cuerpo compacto y fuerte en el que destacan sus cortas patas con rayas.

Nadie ha conseguido montar ni domar al caballo de Przewalski, el cual es capaz de sobrevivir con pequeñas raciones de comida y puede aguantar calor y frío extremo.